lunes, 22 de abril de 2013


LOS RIGORES DEL LUTO

    La muerte de alguien acarreaba para la familia cerrar las puertas a cal y canto en lo que a la vida social se refiere, no en sentido figurado sino real ya que las persianas permanecían echadas durante al menos un año. La norma era que los más cercanos (primer grado) estuvieran tres años justos sin salir a la calle "ni siquiera a tomar el fresco en la puerta",especialmente las mujeres. Éstas se ponían un velo en la cabeza y una especie de foulard largo y además manga larga  y medias incluso en verano ;los hombres, sobre todo los de la clase baja se colocaban un pañuelo anudado al cuello, aunque, en general, no estaban obligados a cumplir un luto tan riguroso como el de las mujeres de la familia.
   Dentro de estas normas tácticas se incluía el que  ni siquiera en un año se pudiera visitar a las familias de otro difunto y en su lugar "se les mandaba recado", es decir, el pésame a través de otra persona, ya que no visitar a la familia de otra persona que hubiera fallecido significaba automáticamente la ruptura de relaciones. Se solía pagar a una mujer para que fuera de puerta en puerta para avisar que se celebraba una misa por el difunto. Lo habitual era a los
siete días el llamado "setenario" y al año,el "cabodaño".


 Éstas se ponían un velo en la cabeza y una especie de foulard largo y además manga larga  y medias incluso en verano

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